REFERENCIAS HISTÓRICAS
Poblada probablemente ya durante la Edad del Bronce, Bari desempeñó desde el principio una predominante función de emporio comercial relacionado con las rutas adriáticas y con las conexiones terciarias con Benevento y con Tarento. Ciudad confederada, siempre mantuvo relaciones con el Oriente griego y con la caída del Imperio estuvo por mucho tiempo en el centro de los enfrentamientos con los Griegos.
En los conflictos para la posesión de la ciudad, pronto se introdujeron los Sarracenos también y, entre los siglos VII y X, Bari sufrió varias veces asedios y conquistas por parte de los Lombardos del ducado de Benevento, de los Bizantinos y de los musulmanes. Reintegrada sucesivamente en los dominios griegos y sede del Catapano desde 975, se convirtió en la capital de todas las posesiones bizantinas en Italia.
San Nicolás, patrón de la ciudad
Episodio de gran importancia en la historia de la ciudad fue, en 1087, el traslado de Mira, en Licia, a Bari de los huesos de S. Nicolás. Para celebrar al Santo se derribó el palacio del Catapano y se dio comienzo a la construcción de la iglesia, uno de los ejemplos más significativos de arquitectura románica en la región, que sigue guardando las reliquias del Santo.
La veneración de S. Nicolás, la partida desde Bari de la primera cruzada, la convocatoria del concilio presidido por Urbano II en 1098 contribuyeron a aumentar el prestigio político y cultural de la ciudad y gracias a este aspecto se intensificaron también los tráficos comerciales.
Las invasiones: caída y renacimiento
A la potencia de los Suevos sucedieron, en la segunda mitad del XIII siglo, los Angevinos, durante cuyo dominio se produjo una lenta decadencia económica y luego los Aragoneses.
Bajo esta última dominación, Bari vivió, a pesar de la dura competencia de los otros centros marítimos del litoral pullés, un período de economía relativamente estable, basada en las actividades portuarias y en la próspera agricultura del interior de la región. Este proceso de crecimiento demográfico, si bien lento, continuó incluso con el paso de España a Austria y, por lo tanto, a los Borbones. Si en la época de los Normandos en Bari probablemente había nada menos que unos 50.000 habitantes, en el siglo sucesivo se produjo una contracción debida a la epidemia de peste de 1656.
A lo largo del siglo XVIII se registraron otra vez unos incrementos. La excesiva presión demográfica empujó, en 1790, al Rey Fernando II a autorizar la edificación de un nuevo barrio fuera de las murallas. La primera vivienda se completó en 1816 y en las décadas sucesivas se realizó progresivamente el llamado «borgo murattiano» (o «barrio murattiano») .
Desde el siglo XX hasta la fecha
Desde principios del siglo XX la expansión de la construcción de Bari se ha vuelto muy rápida y la ampliación se ha producido en todas direcciones. Si por un lado el casco antiguo guarda su característico aspecto, con estrechas y tortuosas callejuelas, cortes y una estructura de las construcciones que ha quedado en su mayoría íntegra a pesar de la superposición de los estilos arquitectónicos, por el otro es sobre todo en los nuevos barrios periféricos donde se percibe completamente la dimensión de las transformaciones socioeconómicas que han afectado la configuración de la capital pullesa.
LAS RELIQUIAS DE SAN NICOLÁS
Con la conquista normanda de 1071, Bari había perdido su función estratégica de puente hacia Oriente y sede del Catapano, representante del emperador. Para relanzar la imagen de la ciudad, que estaba corriendo el riesgo incluso de perder los mercados de Medio Oriente, los habitantes de Bari organizaron una expedición para sustraer las reliquias de San Nicolás, obispo de Mira, en la costa de Licia, cuya tumba mientras tanto había caído en manos de los musulmanes. La presencia de sus restos en Bari habría vuelto a dar brillo a la ciudad y garantizado entradas económicas gracias también a los peregrinajes y a las actividades comerciales.
Entonces, en los primeros meses de 1087, tres naves cargadas de trigo zarparon hacia Siria a lo largo de la ruta comercial desde siempre recorrida por las naves que procedían de Bari. En su camino de vuelta, haciéndose pasar por peregrinos, sacaron los restos del santo y conseguiron escaparse de la alarma. El domingo 9 de Mayo entraron en el puerto con la ciudad de fiesta. Patrón de Bari junto a San Sabino, San Nicolás se celebra el 6 de Diciembre (día de su muerte) y el 9 de Mayo (día en el que llegaron sus reliquias).